Al ver que no se llegaba a nada, sino que aumentaba el tumulto, Pilato hizo traer agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: «Yo soy inocente de esta sangre. Es asunto de ustedes». Y todo el pueblo respondió: «Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos».
Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
(Mt 27, 24-26)
Entonces, Pilato puso en libertad a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuera crucificado.
(Mt 27, 24-26)
Padre Nuestro, 10 Ave Marías (meditando el misterio) y Gloria
"Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno, y lleva al cielo todas las almas, especialmente aquellas que más necesitan de tu misericordia".