"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
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"En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
por tu Inmaculada Concepción Madre nuestra, ¡por siempre jamás!"
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"Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos líbranos Señor, Dios nuestro. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén".
"Padre Nuestro, que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden;
y no nos dejes caer en la tentación,
más líbranos del mal.
Amén".
"Dios te salve, María, llena eres de gracia,
el Señor es contigo.
Bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén".
"Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio,
ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén".
Oración de Nuestra Señora de Fátima
"Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno,
y lleva al cielo todas las almas del purgatorio,
especialmente aquellas que están más abandonadas" (versión original).
o
"Oh, Jesús mío, perdona nuestros pecados,
líbranos del fuego del infierno,
y lleva al cielo todas las almas,
especialmente aquellas que más necesitan de tu misericordia" (versión posterior).
Enseñada por Nuestra Señora a los tres pastorcitos en la tercera aparición el 13 de julio de 1917. Para rezarla luego del 'Gloria' en cada misterio del Rosario.
"Creo en Dios, Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra.
Y en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo,
nació de Santa María Vírgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato,
fue crucificado, muerto y sepultado,
descendió a los infiernos,
al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos
y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso.
Desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica, la comunión de los santos,
el perdón de los pecados, la resurrección de la carne
y la vida eterna. Amén".
Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre (Lucas 11, 9-10).