La visita de Nuestra Señora
sin los tres pastorcitos.
La cuarta aparición
de Nuestra Señora.
«Alrededor de la encina, rezábamos, cantábamos las canciones de la Iglesia. Pero los pequeños tardaban en venir, y todo el mundo comenzaba a impacientarse. En eso, alguien llega de Fátima diciendo que el Administrador [del territorio de Vila Nova de Ourem] había secuestrado a los niños.
Se armó entonces un alboroto, y no sé qué hubiese pasado si, de repente, no se hubiera escuchado un trueno. Fue más o menos similar al del mes pasado. Algunos afirmaban que venía del camino, otros, de la encina... A mí me pareció que venía de muy lejos. Todo el mundo se calló, asustado; algunos comenzaron a decir a los gritos que íbamos a morir. La multitud comenzó a dispersarse y a alejarse de la encina. De hecho, ¡nadie se murió!
El trueno fue seguido por un relámpago, e inmediatamente notamos una pequeña nube, muy bonita, de color blanco, muy clara, que planeó unos momentos sobre la encina, luego se elevó hacia el cielo y desapareció.
Mirando a nuestro alrededor observamos algo extraño que ya habíamos visto la vez anterior y que volveríamos a ver más tarde. Los rostros de las personas tenían todos los colores del arcoíris: rosa, rojo, azul... Los árboles parecían no tener ramas ni hojas, sino sólo flores: todos parecían cargados de flores, y cada hoja parecía una flor. El piso estaba como cubierto por cuadrados de diferentes colores. Nuestra ropa también tenía todos los colores del arcoíris. Las dos lámparas colgadas en el arco parecían ser de oro.
Ciertamente, Nuestra Señora vino. ¡Qué pena que no se haya encontrado con los niños!»